divendres, 31 de maig del 2024

Allí donde se queman libros

Del pròleg:
En este libro se hace un análisis profundo y riguroso de 50 años de atentados contra librerías, estando localizados la gran mayoría de estos ataques entre los años 1973 y 1978.


Grafit a Sabadell


A la Catalunya de la dictadura, com a la resta d'España, havia joves que estaven àvids per llegir alguns llibres d'autors que es consideraven més que prohibits, que també, maleïts.
Només alguns privilegiats amb famílies que s'ho podien permetre i amb un bon nivell cultural, hi tenien accés, adquirint-los fora del país i, molts cops sense traducció, amb la qual cosa, els qui no havien tingut accés a estudis superiors, hi quedaven al marge, confiant en les valoracions i comentaris dels companys de la colla.
Aleshores es parlava, com de tot, mig d'amagat, d'autors marginals, llibres prohibits o censurats, però el cert que mai no es van comentar els atemptats a les llibreries. Si més no, de manera oberta:
Las nuevas librerías eran tiendas de libros, pero también espacios de difusión cultural, encuentro, debate, sociabilidad, modernidad y política. (…) Y no era raro que las librerías sirviesen como local de reunión a opositores al régimen.
(...)
La palabra impresa contaba con una cara visible, indefensa y muy fácil de atacar: los quioscos y las librerías. (...) Al principio se trató de un lento goteo de atentados, pero el ritmo no tardaría en aumentar.

Gairebé de la mateixa manera que de la "ETA", se sabia de l'existència dels anomenats "Guerrilleros de Cristo Rei":
La firma más habitual era la de los Guerrilleros de Cristo Rey, que no eran más que una especie de franquicia. 
(...)
El 20 de diciembre de 1973 una potente bomba de ETA acabó con la vida del presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco, su chófer y uno de sus escoltas.
(...)
El uso del nombre del PENS continuaba la tradición ultra, ya inaugurada con la de los Guerrilleros de Cristo Rey, de cubrirse con siglas pantalla para reivindicar atentados. (…) En el verano de 1974 las FCS arrestaron a los cabecillas del PENS, que se habían convertido en un peligro para el orden público, pero no hubo condenas y sus delitos quedaron impunes.

Però centrant-nos en el tema del llibre i les llibreries, uns breus apunts:
El discurso del odio contra el mundo del libro en general y contra ciertos títulos y autores en particular continuó divulgándose desde las plataformas mediáticas de la ultraderecha. 
(...)
Durante la Transición democrática, el terrorismo parapolicial produjo numerosos daños materiales y decenas de víctimas mortales, pero el mundo del libro dejaría de ser una de sus prioridades. 
(...)
Los ataques contra la cultura escrita permitieron al terrorismo de ultraderecha adquirir cierta notoriedad pública. 

De quan l'amnistia va trasbalsar-ho tot:
En octubre de 1977 la Cortes aprobaron la Ley de Amnistía por la cual fueron excarcelados todos los reclusos pertenecientes a ETA y a otras bandas terroristas, aun cuando tuvieran delitos de sangre. No afectó, en cambio, a los pistoleros ultras que habían perpetrado atentados como la masacre de los abogados de Atocha. (…) No es casualidad que en octubre de 1977 se produjese un repunte de sus acciones contra librerías: hubo cuatro.

I ens trobem que no només l'extrema dreta actua contra les llibreries:
Durante los años sesenta ETA sentenciaba qué podía considerarse literatura vasca (la escrita en euskera) y la que no.
(...)
A lo largo de su historia la organización terrorista y su filial juvenil cometieron miles de atentados contra bienes materiales, pero proporcionalmente fueron muy pocos los dirigidos contra librerías.



Grafit a Sabadell


Com tots els temes que fan referència al terrorisme i les dictadures, és una lectura un tant feixuga i enrevessada. En aquest cas, m'he limitat a recollir uns pocs exemples que il·lustren el relat, però al llibre, ben documentat, hi podeu trobar molts més.  
I acabo amb un resum del mateix autor:
Por estas páginas han desfilado escuadristas de toda índole que odiaban, amenazaban, pintaban, asaltaban, destruían, disparaban y quemaban librerías. (…) Pese a la inevitable presencia de los perpetradores de la violencia, esta trabajo no está dedicado a ellos, sino a los letraheridos, a quienes aman los libros: autores, lectores, editores, distribuidores, reseñadores, traductores, periodistas y muy especialmente, libreros. 


Allí donde se queman libros
La violencia política contra las librerías (1962-2018)
Gaizka Fernández Soldevilla
uan Francisco López Pérez
261 páginas

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