TOMBUCTÚ

He llegit força publicacions de'n Paul Auster, no gosaria a dir que totes perquè tampoc no n'estic segura, però aquest cop amb Tombuctú m'ha sorprès doncs no s'assembla a res del que conec.

La història és senzilla i molt original. Tombuctú és un lloc ideal on segons Willy G. Christmas, l'amo de'n Mister Bones (Senyor Ossos), un gos petaner, és el lloc que ha triat per acabar la seva vida de vagabund. I és clar, per Mister Bones acaba convertint-se en l'equivalent al Paradís:

Durante siete años, todas las noches Míster Bones se había dormido meciéndose en aquella música (els roncs de l’amo) convertida ya en señal de que todo iba bien en el mundo, de que por hambriento o desgraciado que uno se sintiera en aquel momento, había llegado la hora de dejar a un lado las preocupaciones y volar al reino de los sueños. 

(...)

Y en la mente del perro ya no cabía duda de que el otro mundo era un sitio que existía de verdad. Se llamaba Tombuctú. (…) Míster Bones tenía la impresión de que sería un viaje muy penoso y difícil, pero Willy le aseguró que no era así. 

La relació entre ambdós, sempre havia estat de mutu respecte i consideració: Míster Bones era libre de meter baza en cualquier ocasión y su amo le escuchaba con todo interés. (...) Había cosas buenas en el alma de Willy, y cuando salían a la luz se olvidaban todas las demás. Sí, era un vagabundo loco que iba dando el coñazo por ahí.  Tot i que, cada dia més: Un olor a muerte envolvía a Willy G. Christmas. (…) ¿Qué podía hacer un pobre perro?

I comença el viatge cap a Tombuctú, on en Willy espera trobar un lloc on poder reposar eternament i també un bon amo pel seu inseparable Mister Bones:

A menos que Míster Bones encontrara otro amo a toda prisa era un chucho destinado al olvido.

Però a partir d'aquest punt les coses no succeeixen segons el previst, doncs en Willy acaba morint abans d'arribar i és aleshores que comença la veritable aventura per a Mister Bones tractant de sobreviure a un món que sens dubte li resulta hostil, mentre segueix entestat en arribar a Tombuctú, la segons ell, terra promesa on trobarà el seu amo.

Había bastantes charcos para saciar la sed siempre que se le resecaba la garganta, pero la comida era otra cuestión (…) Las lecciones de Willy habían calado bien. Un perro callejero no tiene amigos.

(...)

Pasó la noche en un solar, encogido de miedo bajo una profusión de matorrales. 

(...)

Su nuevo hogar era una caja de cartón que en sus tiempos contuvo un enorme aparato de aire acondicionado. 

(...)

Su jornada empezaba en la esquina secreta, justo enfrente del cubo de basura y del expendedor de periódicos.

(...)

Era un perro hecho para la compañía, para el toma y daca de la vida en común, y necesitaba que lo acariciasen, que hablasen con él, que lo integrasen en un mundo donde no estuviera solo.

Una lectura recomanable pels difícils dies de confinament que esperem que no tornin, almenys amb tanta severitat.

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