A Voluntad en Jeroen Olyslaegers, ens narra la complicada història de Wilfried Wils, un jove que es guanya la vida treballant com a policia belga en l'època de l'ocupació nazi, el qual ha de seguir les ordres de l'exèrcit alemany respecte la repressió als jueus, mentre que no pot evitar adonar-se de les injustícies que les mateixes ordres tenen implícites.
És el propi protagonista qui escriu el que podem entendre com les seves memòries, en les quals intenta justificar-se, i que adreça a un besnét del qual en desconeixem el nom i, fins i tot, si en realitat existeix:
Es de noche. Oigo los ruidos cuajar en una nada sorda.
(...)
Los policías nunca van solos. (…) Un agente solo, sin ningún colega a su lado, es sospechoso
(...)
Cuanto más terrible es todo lo que nos rodea, más se ríe la gente. Pero no es una risa franca, suena más bien a algo entre toser y echar las tripas.
Pel que ens comenta, només aconsegueix evadir-se, relativament, mentre escriu el que pensa que serà la seva gran obra poètica, sota el pseudònim de Angelo:
Iba a publicar el libro bajo el seudónimo de Angelo, mi nombre secreto, que por desgracia, ahora, a diferencia de antes, cuando lo usaba a menudo en la literatura, no le pegaría ni con cola a este cuerpo consumido hasta los huesos
(...)
En mi cuaderno de poesía de ese periodo de la guerra componía poemas, escribía algunas fantasías de venganza, llevaba la cuenta de mis levantamientos de pesas y otros ejercicios físicos o anotaba algunos chistes que aprendía fuera para entretener a mis colegas.
Constantment es mou en l'ambigüitat moral, entre el que podem considerar com un sentiment de culpa i una peremptòria necessitat de ser disculpat i perdonat:
Antes de condenar la sed de sangre de otro, de alguien al que ni siquiera conoces personalmente, al que solo has visto por la televisión o del que has leído algo por aquí y por allá, deberías sentir lo que significa esa secreta sed de sangre, estimulada por los que llevan las riendas, esos a los que les sigues el juego, lo quieras o no; la sed de sangre, con otras palabras que todos llevamos dentro.
(...)
Pero lo olvidaremos juntos, supongo. Juntos lo olvidaremos, porque de pronto vuelvo a pertenecer al grupo después de lo que hemos tenido que hacer entre todos.
Ens tornem a trobar amb la mateixa justificació que vàrem poder llegir o escoltar en els Judicis de Nuremberg: Tothom complia ordres, però amb això ja n'hi ha prou per sentir-se alliberat? Jo ho dubto. La dura i trista realitat acaba imposant-se:
És el propi protagonista qui escriu el que podem entendre com les seves memòries, en les quals intenta justificar-se, i que adreça a un besnét del qual en desconeixem el nom i, fins i tot, si en realitat existeix:
Es de noche. Oigo los ruidos cuajar en una nada sorda.
(...)
Los policías nunca van solos. (…) Un agente solo, sin ningún colega a su lado, es sospechoso
(...)
Cuanto más terrible es todo lo que nos rodea, más se ríe la gente. Pero no es una risa franca, suena más bien a algo entre toser y echar las tripas.
Pel que ens comenta, només aconsegueix evadir-se, relativament, mentre escriu el que pensa que serà la seva gran obra poètica, sota el pseudònim de Angelo:
Iba a publicar el libro bajo el seudónimo de Angelo, mi nombre secreto, que por desgracia, ahora, a diferencia de antes, cuando lo usaba a menudo en la literatura, no le pegaría ni con cola a este cuerpo consumido hasta los huesos
(...)
En mi cuaderno de poesía de ese periodo de la guerra componía poemas, escribía algunas fantasías de venganza, llevaba la cuenta de mis levantamientos de pesas y otros ejercicios físicos o anotaba algunos chistes que aprendía fuera para entretener a mis colegas.
Constantment es mou en l'ambigüitat moral, entre el que podem considerar com un sentiment de culpa i una peremptòria necessitat de ser disculpat i perdonat:
Antes de condenar la sed de sangre de otro, de alguien al que ni siquiera conoces personalmente, al que solo has visto por la televisión o del que has leído algo por aquí y por allá, deberías sentir lo que significa esa secreta sed de sangre, estimulada por los que llevan las riendas, esos a los que les sigues el juego, lo quieras o no; la sed de sangre, con otras palabras que todos llevamos dentro.
(...)
Pero lo olvidaremos juntos, supongo. Juntos lo olvidaremos, porque de pronto vuelvo a pertenecer al grupo después de lo que hemos tenido que hacer entre todos.
Ens tornem a trobar amb la mateixa justificació que vàrem poder llegir o escoltar en els Judicis de Nuremberg: Tothom complia ordres, però amb això ja n'hi ha prou per sentir-se alliberat? Jo ho dubto. La dura i trista realitat acaba imposant-se:
En estas páginas me he convertido para ti en un héroe de novela, en alguien que no sabe lo que le va a suceder en cuanto salga por la puerta y que, por lo tanto, va a ir recibiendo en la cara un bofetón tras otro.
(...)
Seguiré siendo un
policía para el resto de mi vida y nunca me convertiré en el poeta que me había
imaginado. Sí, seguiré escribiendo y publicando. (…) Me acabaran mencionando (…),
pero no va más allá de eso.
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