dimecres, 16 de novembre del 2022

Niebla

Boira a Sabadell
Gener 2014

He "descobert" a Unamuno llegint "Niebla". Ja sé que com a enunciat, aquesta afirmació resulta una mica lamentable, però el cert és que poca cosa havia llegit d'ell, i amb aquesta lectura he gaudit molt més del què m'esperava.
Una història en principi, molt de l'època, que va derivant cap a un sorprenent diàleg i controvèrsia entre l'autor i el seu personatge principal, que m'ha deixat totalment fascinada.
El protagonista és Augusto Pérez. Fill únic de família acomodada, el què, en morir la mare, queda moralment desconcertat. Serà aleshores que coneixerà una professora de piano de la qual se sentirà arravatadament enamorat, però, lamentablement per a ell, i per la família d'ella que veu en la possible boda un futur acomodat, la noia té un pretendent i està obnubilada, negant-se a acceptar les propostes d'Augusto:
Augusto, que era rico y solo, pues su anciana madre había muerto no hacia sino seis meses antes de estos menudos sucedidos, vivía con un criado y una cocinera.

El nostre dissortat protagonista, obsedit pel seu amor no troba repòs i sembla autocomplaer-se en la seva obsessió:
Es ella, sí, es ella -siguió diciéndose-, es ella, es la misma, es la que yo buscaba hace años, aún sin saberlo: es la que me buscaba. Estábamos destinados uno a otro en armonía preestablecida.
(...)
Tengo que tomar alguna determinación -se decía Augusto paseándose frente a la casa número 58 de la avenida de la Alameda-; esto no puede seguir así.
(...)
Cuando el hombre se queda a solas y cierra los ojos al provenir, al ensueño, se le revela el abismo pavoroso de la eternidad. La eternidad no es porvenir. Cuando morimos nos da la muerte media vuelta en nuestra órbita y emprendemos la marcha hacia atrás, hacia el pasado, hacia lo que fue.
(...)
¿Hay una sola Eugenia, o son dos, una la mía y otra la de su novio? Pues si es así, si hay dos, que se quede él con la suya, y con la mía me quedaré yo.
(...)
Augusto se siente capaz de las más heroicas determinaciones, de los más grandes sacrificios. 

Per un moment sembla que Eugenia li plantarà cara a Maurici, el seu gandul pretendent:
Es que sé que en el fondo no eres más que un haragán y que va a ser preciso que sea yo la que busque trabajo para ti.
I és que, sabrem el què pensa ell:
Yo nací para que una mujer me mantenga, pero con dignidad, ¿sabes?, y si no, ¡nada!

Sembla que Augusto trobarà una sortida a la seva dissortada situació, quan coneix a Rosario, tot i que tot plegat no serà més que un  miratge:
De modo que tengo que renunciar a una de las dos o buscar una tercera. (…) Tengo, pues, tres: Eugenia que me habla a la imaginación, a la cabeza; Rosario, que me habla al corazón, y Liduvina, mi cocinera, que me habla al estómago. (…) Se piensa con la cabeza, se siente con el corazón y se quiere con el estómago. ¡Esto es evidente!

Em permeto fer una salt i trobarem a Augusto, reconciliat amb Eugenia que ha vist que el casament pot resoldre la seva economia de per vida i tampoc no l'impedirà seguir amb l'aprofitat del seu pretendent:
Faltaban tres días para el de la boda. (…) A la mañana siguiente, apenas despertó, entró Liduvina en su cuarto.
-Aquí hay una carta para el señorito.

Bé, a la carta Eugènia li manifestava el trencament, un cop ja havia aconseguit eixugar els seus deutes i fer-se amb les escriptures d'un pis que l'assegurava el futur:
Aquella tempestad del alma de Augusto terminó, como en terrible calma, en decisión de suicidarse. 

A partir d’aquí comença la part que personalment m'ha resultat la més interessant del relat, quan el personatge decideix consultar i també enfrontar-se al seu creador, l’autor. 
Tú, abrumado por tus desgracias, has concebido la diabólica idea de suicidarte, y antes de hacerlo, movido por algo que has leído en uno de mis últimos ensayos, vienes a consultármelo. (…)  Es que tú no puedes suicidarte aunque lo quieras.
Pues bien: la verdad es, querido Augusto -le dije con la más dulce de mis voces-, que no puedes matarte porque no estás vivo, ni tampoco muerto, porque no existes...
(...)
Un novelista, un dramaturgo, no puede hacer en absoluto lo que se les antoje de un personaje que creen; un ente de ficción novelesca no puede hacer, en buena ley de arte, lo que ningún lector esperaría que hiciese… (…) Yo, sea por mí mismo, según creo, sea porque usted me lo ha dado, según supone usted, tengo mi carácter, mi modo de ser, mi lógica interior, y esta lógica me pide que me suicide... 

Epílogo:
Suele ser costumbre al final de las novelas y luego que muere o se case el héroe o protagonista dar noticia de la suerte que corrieron los demás personajes. No la vamos a seguir aquí. (…) Solo haremos una excepción y es en favor del que más honda y más sinceramente sintió la muerte de Augusto, que fue su perro, Orfeo.


Boira a Sabadell
Gener del 2014

I pràcticament no cal afegir res més. O potser sí?
Y la vida es esto, la niebla. La vida es una nebulosa.

 

Niebla
Miguel de Unamuno
Introducción de Victor Goti
274 páginas

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