dissabte, 28 de gener del 2023

El día menos pensado.

Reincideixo, ja vaig avisar, amb un autor que fins fa molt poc era desconegut per mi. Aquest cop ens relata la història d'un sense sostre, una circumstància que molts cops he pensat que ens pot passar a qualsevol de nosaltres.

No he pogut resistir la temptació de copiar un llarg resum del Pròleg. Ja em disculpareu: 
Podría decir que acabo de leer esta novela por primera vez. (…) Nunca había vuelto a abrir un libro mío después de su publicación. Sólo la afortunada oportunidad de redactar un prólogo para esta nueva edición me ha obligado a leer “El día menos pensado” (…) Han pasado quince años desde que la escribí.
(...)
Sin embargo, recién terminada la lectura, me reconozco en ella con una cercanía sorprendente. Contiene al escritor que fui, claro, pero también al que estoy siendo ahora mismo. 

Algun cop, veient un sense sostre que demana almoina, o només es refugia del fred o de la pluja en qualsevol portal, us heu preguntat com ha arribat a la seva situació? Jo més d'un cop, però només han estat fabulacions sense cap rigor. 
L'autor, s'hi posa a la seva pell i ens ofereix un relat on comparteix unes reflexions, que a voltes poden semblar incoherents i fins i tot contradictòries, però qui no ha reflexionat mai sobre la seva vida i s'ha trobat immers en un garbuix d'idees inconnexes.

Comencem. Som a l'abril del 2005, el nostre protagonista està necessitat d'ajuda i la cerca acostant-se a la gent, però d'una manera un tant peculiar. Veient-m'ho:
Yo empiezo siempre al revés porque la gente está harta de historias. Primero, pido el dinero. Luego canto, bailo, hago muecas al aire y, si no queda otro remedio, cuento mi vida.
(...)
Bien, pues a veces todo falla y hay que contar algo. La vida, claro. Un minuto y cuarenta y seis segundos dura el tramo más largo y yo qué coño cuento, señoras y señores, tristes circunstancias me obligan a solicitar… (…) Tal vez lo mejor sería pido porque me da la gana y punto, o a usted qué coño le importa.
(...)
No, yo mi vida no se la cuento a nadie.
(...)
Yo no hablo solo, que conste. Pienso en voz alta. 

Però la necessitat obliga:
Nunca me ha gustado dar explicaciones. Además, qué sabrán ellos. 
(...)
No, si yo en el fondo era un tipo muy sociable. Lo que pasa es que ahora la gente me molesta, así de claro. 
(...)
Todo tiene un precio. Hay que saber elegir. Si yo me pasara el día contando mi vida, como todos, llegaría un momento en que no me dejarían ni abrir la boca. (…) vaya coñazo, que sí, hombre, que sí…

I és així com anirem coneixent la seva història:
Siempre es mejor ser arquitecto que buscapisos. Por cierto, que ahora debo de ser el único arquitecto del mundo que ha de dormir en la calle, tiene gracia.
(...)
Me quedé con la rentabilidad. Empecé a hacer pisos fáciles, apartamentos en la costa, proyectos que me encargaban promotores con la única ambición de obtener de ellos el mayor rendimiento posible. Tampoco estaba tan mal, qué quieres que te diga. 
(...)
Bueno, por una carta, mira tú. Una carta de amor. Chico, yo no sé por qué se escriben cartas de amor. Todo el mundo sabe que son la cosa más cursi del mundo.
(...)
Me tiré un montón de años bebiéndole los vientos, adorándola sin concesiones, todo lo que hacía me parecía maravilloso, genial, insuperable, todo lo que ella era, su cuerpo, su voz, todo. Y lo reconozco así, con las palabras más grandes que soy capaz de encontrar. 
(...)
Por ejemplo, si yo digo algo tan sencillo como que Laura era muy buena en la cama, resulta que soy un machista. (…) Decir que Laura era buena en la cama significa reconocer que no tenía prejuicios, que hacia siempre lo que le apetecía y que encima yo tenia la suerte de que casi siempre le apetecía los mismo que a mí. 

Alguns apunts que reflecteixen, amb un caire entre irònic i filosòfic, com és la vida d'un sense sostre:
Deambular no significa andar sin rumbo, sino andar con todos los rumbos.
(...)
Por ejemplo, cada vez que llueve tenemos que ir a buscar cajas de cartón y periódicos nuevos para poder dormir.
(...)
Nunca lo había pensado: después de pasarme la vida vendiendo y comprando casas, resulta que ahora me niego a negociar siquiera el realquiler de mi caja de Frigorin, que en mis circunstancias es lo más parecido a una casa.
(...)
Ya no se trata de que nos sobren más o menos horas al día, es algo más serio. Nos sobra literalmente todo el tiempo del mundo. Nuestra profesión consiste en sobrevivir cada uno a su propia mierda y eso ocupa las veinticuatro horas del día, algo así como respirar. 



Grafit a Sabadell

El dinero está muy bien, lo que pasa es que a mí ya no me interesa nada que se pueda comprar. No me arrepiento de haber perdido el que tenía. En fin, ni siquiera estoy muy seguro de haberlo perdido todo, alguna cuenta habrá por ahí con una buena pasta a mi nombre.
(...)
Y aún hay otra cosa peor que se llama ausencia y es más jodida de explicar porque la ausencia es el no existir, así de simple. 


El día menos pensado
Enrique de Hériz
188 páginas

 

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