Val dir que el llibre és extens i meticulós en les descripcions, que òbviament no recolliré amb detall, però que llegir-ho ens fa palesa l'estima i la cura amb que l'autor ha tractat el tema.
La història es desenvolupa a Yalós, un petit poble prop del Peloponès, on primer pateixen l'entrada de Mussolini, per posteriorment caure en les mans dels nazis:
22 de junio de 1941. El rumor de que los alemanes iban a venir había reunido a todos los habitantes a la entrada del pueblo.
(...)
El pueblo de llama Yalós. El nombre significa playa y, como el pueblo se encuentra lejos del mar, la gente se preguntaba de dónde habría surgido. (…) Los habitante del pueblo se llamaban a sí mismos yalitas.
I a partir d'aquesta necessària introducció, anirem coneixent el tarannà d'algun dels habitants de Yalós:
El mestre, el sacerdot... veiem, veiem:
El maestro era uno de los pocos que no creía que
Hitler fuera a vencer. Ya que esa victoria significaría que toda su vida había
sido en vano.
(...)
El sacerdote era un mujeriego de proporciones
inauditas.
(...)
El maestro era uno de los puntos débiles de las autoridades en Yalós. El sacerdote era el otro. El maestro porque había tomado partido por el pueblo y el sacerdote, porque había tomado partido por su propio cuerpo
(...)
El pregonero era un hombre bajito, bizco y encorvado
(...)
El farmacéutico no se limitaba a vender pomadas y pastillas; cuando la necesidad acuciaba ejercía de médico y veterinario. Era, en resumidas cuentas, un hombre muy culto y leía bastante.
(...)
Los funcionarios podían dividirse en dos categorías: los que tenían o ejercían el poder y los que no tenían poder alguno. (…) Poder tenían el capataz de la granja y el encargado de la fertilizadora y de la atadora.
(...)
Las muchachas jóvenes que reunían un poco de dinero como fuera se lo gastaban en teñirse de rubias.
(...)
Por pequeño que sea un pueblo, para que merezca que lo llamen pueblo, debe tener un loco, un santo y una puta
I en quan els usos i costums, alguna curiositat:
En la parte norte vivían los ricos y en la sur, los que los servían.
(...)
Calumniar se consideraba casi un deber social.
(...)
Ser rico era una virtud. Llegar a ser rico era una proeza. En Yalós apreciaban tanto las virtudes como las proezas.
(...)
En el pueblo no había criminales propiamente dichos. Había maltrato, hurtos, estafas y demás, pero esos delitos no se consideraban lo bastante graves.
Però el relat, formalment, es centra en la relació i el patiment de l'ocupació alemanya. I, posa especial atenció al caràcter col·laboracionista de l'alcalde:
La tropa alemana no era muy grande y la primera
noche durmieron en el colegio. Pero el capitán, el teniente y dos guardias
durmieron en casa del alcalde. El alcalde se sentía brumado por semejante
honor.
(...)
El alcalde soñaba con el día en el que convirtiera la palabra “comunista” en un insulto. Y no lo soñaría en vano
(...)
Maltrataba a su pueblo, los despreciaba, les
hurtaba el salario mientras que, ante el gobernador civil, él mismo era como un
escupitajo. (…) Hitler había llegado al pueblo y a partir de ahora habría orden
y concierto.
(...)
Seis meses después de la llegada de los alemanes al pueblo, las cifras de Yalós eran las siguientes: quince hombres en los trabajos forzados del aeropuerto, cinco hombre en trabajos forzados a la afueras de Esparta. Los dos hijos del pastelero también estaban en las montañas, pero en Yalós no lo sabían. A un hombre lo habían fusilado, a cuatro los habían apaleado. Todo esto sin que los habitantes de Yalós hubieran cometido ningún acto de resistencia en sentido estricto.
(...)
En Yalós aún se habla de esa ejecución.
Com es pot suposar, la violència i les prohibicions es fan extensives en tots els sentits, a qualsevol àmbit:
En resumen, había prohibiciones para todo, excepto para respirar. Los yalitas estaban muy tristes cuando de marcharon de la plaza y se dirigieron a sus casas a cenar.
(...)
Como cabía esperar, se propagaron diversas enfermedades de transmisión sexual, pero nadie se lo tomó en serio. (…) La putas se fueron implicando en la vida de la localidad, aunque sabían cuál era su ligar
(...)
Los alemanes avergonzaban a los yalitas. (…) El movimiento de resistencia griego alcanzó su naturaleza vengativa como resultado de la forma en la que los alemanes avergonzaban a los griegos.
(...)
Los alemanes perdieron la guerra pero los nazis y los fascistas conquistaron Grecia.
No ens estranyarem de constatar, que, com de costum, pel poble, els canvis d'exèrcit només li serveixen per canviar d'enemic i penalitats:
La gente creía que los ingleses venían como
libertadores. En realidad, eran la nueva fuerza de ocupación.
Segurament paga la pena tenir en compte que...:
La historia la hacen las personas. Por desgracia,
también son personas quienes la escriben.
Campesinos y señores
Theodor Kallifatides
Traducción de Carmen Montes Cano
y Eva Gamundi Alcaide
222 páginas
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