Vagi per endavant que no crec pas en l'existència del dimoni, però sí que hi crec en el mal, o potser fora més encertat dir en el per què del mal; en qualsevol de les seves manifestacions, sempre m'ha interessat i encuriosit.
Se'm fa difícil d'entendre que es pugui infligir qualsevol dolor o turment a un altre, sigui humà o animal, i segurament gaudir-ne. Potser en aquest sentit podria considerar que soc un tant hipòcrita donat que mai ni m'he plantejat fer-me vegana o vegetariana i no consumir cap tipus d'animal.
Bé, tot aquest preàmbul no és res més que una mena de presentació del llibre que volia comentar avui i que parla del diable, o més concretament de les diferents manifestacions del diable i de l'infern.
Val a dir que la lectura, que ara compartiré a mode de breu resum, per si us vaga de llegir-lo, no ha estat més que un divertiment o entreteniment sense més transcendència.
Grafit a Sabadell |
I ja callo, i deixo la paraula a l'autora:
A lo largo de estos catorce capítulos descubrimos
cómo el mal sigue teniendo múltiples formas y máscaras presentes en nuestro
imaginario colectivo.
La inquisición y el pacto con el diablo:
Hasta la Baja Edad Media el demonio era una
entidad que se hallaba en el imaginario colectivo del viejo continente.
(...)
Además, el pacto con el demonio no se llevaba
acabo de manera pública, sino de forma íntima y generalmente en secreto. Era
uno de los que se denominaban delitos “ocultos”, como el aborto o el adulterio..
“¡Ay de las bruxas que pactan con el mal!”:
La santidad femenina exigía estándares muy altos de alcanzar. (…) De
pronto, la mujer, ahora Eva pecadora, dejaba de ser santa y, por ende, se
convertía en bruja.
(...)
Las fuerzas demoniacas se traducen en pecado (…)
Es oportuno indicar que en el Renacimiento no solo fue el cuerpo de la bruja
una preocupación y temor constante, también lo fue el cuerpo de la mujer, en
general.
Demonios y espiritualidades femeninas. Una lectura
desde la antropología del género:
No encontraremos en la época mujer alguna (ya sea
beata, seglar o monja) que destacando por su espiritualidad no deba ser
dirigida por un confesor o director espiritual (poder de Iglesia) o no sea
castigada por lo contrario.
(...)
La beata o religiosa posesa se transformaba así en
la prueba fehaciente de que Satanás caminaba por el mundo.
Santa Teresa y el diablo:
Teresa siente una verdadera devoción por los
libros y el conocimiento que estos le aportan a su vida. Ella considera que las
palabras que hay en ellos escritas solo pueden generarle bien y ningún tipo de
peligro. El problema es que es algo que hace en soledad, potenciado su defensa de
la oración mental por encima de la vocal, y por la que en más de una ocasión
fue criticada.
Acerca de la invisibilidad del demonio:
Sin la menor duda, la expresión más común de
invisibilidad es la que muestra al demonio perfectamente visible y la que pide
a un público cómplice que acepte la invisibilidad de lo que está viendo.
(...)
El demonio, en su más pura sustancia, separado de
toda materialidad, era invisible como lo era Dios, salvo cuando deseaba
manifestar su presencia ante los hombres.
De la mujer judía y su relación con el diablo:
El Santo Oficio vio en las mujeres conversas una amenaza
particular, ya que se las consideraba como las portadoras de la fe del judaísmo
después de la supuesta conversión al catolicismo.
Una aproximación
histórica:
El estudio del diablo, en muchas ocasiones se
descarta por considerarse un tema menor, residuo de una época pasada de
ignorancia. (…) El hombre no solo ha reflexionado sobre lo demoníaco, sino que
además ha intentado ponerle rostro a través de la iconografía.
Com he dit al començament, tota una curiositat.
El diablo en sus infiernos
María Jesús Zamora Calvo (ED)
298 páginas
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