dijous, 25 d’agost del 2022

Les bicicletes

Amb un punt delirant, m'ha encantat aquesta estranya, inversemblant i onírica història, a la que algun crític ha comparat amb "Alícia al país de les Meravelles".
Si us decidiu a llegir-la igual us passa el mateix que a mi que no puc mirar de la mateixa manera les bicicletes.

El protagonista, que pràcticament no ha conegut els pares i s'ha criat en un internat, s'ha hagut d'espavilar tot sol per tirar endavant. Quan al cap dels anys, retorna a casa seva acaba fent amistat amb en John Divney, al que els pares havien deixat a càrrec de la granja i una rònega taverna, però que acostumat a viure sol, es pren moltes atribucions:
Desde hacía mucho tiempo sabía cuál era mi situación en el mundo. Todos mis familiares estaban muertos y había un hombre llamado Divney trabajando en la granja y viviendo en ella hasta que yo regresara.

També hi ha un veí del que tothom diu que té una caixa de cabdals on amaga una gran fortuna que ningú no ha vist mai, però que en Divnei cobdícia mentre ensarrona al nostre protagonista perquè l'ajudi a robar-li: 
El viejo Mathers vivía solo. Divney sabía qué noche y en qué desierto trecho del camino cercano a su casa, le encontraríamos con su caja de caudales.
(...)
Yo sabía que Divney era lo suficientemente deshonesto como para robarme también mi parte del botín de Mathers y esfumarse a la menor oportunidad. 

Hi ha un assalt, una brutal agressió, una explosió, i de sobte, Divney ha desaparegut i ell es troba a l'interior de la cabana del vell Mathers:
El hombre era el viejo Mathers (…) Su rostro era aterrador, pero tenía una expresión en sus ojos tan terrorífica y horrible que el resto de sus facciones parecían casi afables. 
(...)
Era, sin lugar a dudas, el hombre que yo había asesinado. 

De la caixa ni rastre i de cop s’adona que…
No sabía cuál era mi nombre, no recordaba quién era. No estaba seguro de dónde venía ni qué era lo que tenía que hacer en esa habitación. Descubrí que no estaba seguro de nada excepto de mi búsqueda de la caja negra. (El botí). Pero sabía que aquel hombre se llamaba Mathers y que yo lo había matado con una pala y un bombín. Y que yo no tenía nombre. 

Sembla que la manera de treure l'entrellat de tot plegat és presentar-se a la comissaria i tractar d'esbrinar-ho, però serà així de senzill tot plegat?
A medida que me acercaba, el aspecto de la casa parecía cambiar.
(...)
Nunca había visto ninguna comisaria semejante. 

Tot i les dificultats, arriba a la comissaria que està governada per uns més que peculiars agents.

El sergent Pluck::
Estaba claro que el Sargento me estaba confundiendo con otra persona. Esto no era perjudicial para nadie, así que le seguí la corriente. Consideré beneficiosos que no supiera nada de mí, y aún mejor, que creyera cosas completamente inciertas. 

El policia C, que es dedica a confeccionar uns minúsculs cofres que va numerant mentre els encabeix un dintre l'altre:
Hace seis años empezaron a ser invisibles con o sin lupa. El número Uno  podía contener un millón de ellos, y aún habría espacio.  

El gairebé invisible policia Fox (El tercer policia):
Es el que hace tres -dijo el Sargento-  pero nunca jamás lo hemos visto ni tampoco sabemos nada de él.
(...)
-¿I Fox? ¿Dónde vive?
-Está por ahí abajo en algún sitio durante el día, pero nunca le hemos visto por allí, debe moverse por secciones que haya encontrado observando otro techo distinto.
(...)
Fox está loco de atar, tiene una personalidad incontestable, es un hombre de ingobernables inexactitudes. 

Quan els coneixem semblen molt concentrats a tractar un problema que els té capficats i que no és altre que el de les bicicletes que, segons ells, acaben prenent l'essència de l'humà que les utilitza:
Si dejamos que las cosas vayan demasiado lejos, será el fin.  
No resulta fácil decidir cuál es la mejor manera de trasladarse de un sitio a otro. 

A més dels policies, el protagonista descobrirà que té una consciència i se li acut posar-li un nom. Així la coneixem com a Joe:
Por primera vez recordé el motivo de mi desgraciada visita, que me había llevado a la extraña situación en que me hallaba. El reloj no, pero la caja ¿dónde estaba? 
(...)
Escucha. (…) Yo soy tu alma y todas tus almas. Cuando me haya ido, tú estarás muerto.

Les insòlites aventures segueixen i segueixen, sense massa coherència aparent, però de lectura trepidant i força interessant:
Muy pronto, yo descendería a la tierra que acoge a los muertos y tal vez saldría de allí sano y salvo otra vez, libre y desprovisto de toda confusión humana.
(...)
La larga noche había penetrado en el cuartelillo a través de las ventanas, creando misterios por todas partes.

I aconsegueix marxar d'aquell insòlit lloc on no ha trobat les respostes que esperava i que ara sembla que volen malfiar-se d'ell:
Un instante después estaba descorriendo el pestillo del cuartelillo, con la servicial bicicleta del Sargento a mi lado. (…) Llevé la bicicleta al centro de la carretera, hice girar la rueda resueltamente hacia la derecha y me instalé en el centro del sillín mientras ella me trasladaba afanosamente a su propio ritmo. 
(...)
Seguía mirando a la ventana cuando oí un leve ruido a mis espaldas. (…) De repente los pasos sonaron en la calzada, a menos de cinco yardas de distancia, se aproximaron hasta mi espalda y entonces se detuvieron. 





Però hi ha alguna resposta a tota aquesta confusió? 
Sabrem què li ha passat en realitat al nostre protagonista sense nom?
Había muchas cosas  que no entendía y que posiblemente nentendería hasta el día de mi muerte.
(...)
Yo estaba  muerto. Me gritaba que no me acercara. Hacía dieciséis años que yo había muerto. 


El Tercer Policía
Flann O’Brien
Traducció  de Héctor Arnau
301 pàgines

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